domingo, 25 de marzo de 2007

Coney Island


tras salir sin un solo rasguño del estallido de una bomba sorpresivamente encontrada en el sótano de aquel bar de mala muerte cerca del puerto y habiendo paseado el maléfico artefacto a-punto-de-estallar por media Coney Island durante cinco largos minutos hasta que finalmente pudo arrojarlo a las profundidades de la bahía, Batman se reencuentra con Robin.
- ¡¿Arriesgaste tu vida por esa gentuza de la taberna?! - indignado le pregunta.
- Es cierto que beben, Robin, pero también son personas que pueden regenerarse.
Detrás, frente al muelle, dos monjas y una pequeña banda musical pasean fotografiados en technicolor.

viernes, 23 de marzo de 2007

monstruosidad.


el porvenir sólo puede anticiparse bajo la forma del peligro absoluto. rompe absolutamente con la normalidad constituida, y por lo tanto, no puede anunciarse, presentarse, sino bajo el aspecto de la monstruosidad.

martes, 20 de marzo de 2007

J. y D. en el Festival de Cine de Mar del Plata.

caminan por "la feliz" escapando a un evento social sin rumbo fijo. rambla. son alrededor de las 5 de la tarde de un día nuboso de marzo. la bruma que las olas producen al pulverizar el agua contra las rocas inunda el aire - humedad mixturada con sal marina que dispara una atmósfera onírica. frente a ellas un auto lentamente se acerca al cordón y se detiene. descienden un hombre y una mujer. ambos particularmente altos; especialmente capta su atención ella y el sacón de aleopardado que la protege. parecen estar dando su último paseo de la temporada, despidiéndose de una ciudad ya invadida por el silencio y los jubilados. Subitamente...
- Dani, es Moria!!!
- Sí, no te puedo creer!!! Julia, tenemos que llevarle un autógrafo a Xaví!
D. corre hasta alcanzarlos mientras a las apuradas busca un papel y la birome rosa que llevaba en su bolso.
- Moria, Moria! Si le cuento que te vi y no te pedí un autógrafo, mi novio me mata!
- Mi amOr!!! No será para tanto...! (cómplice vuelve su mirada al joven muchacho.)

domingo, 18 de marzo de 2007

réplica.


7. Columna persa Avenida Figueroa Alcorta y Avenida Sarmiento

Esta columna –un regalo del gobierno iraní en 1978– es conocida como “La columna del templo persa”. Es réplica de las columnas del Palacio de Persépolis, levantado entre los siglos VI y V a. C. por Darío y Jerjes. Tiene diecinueve metros de alto y la rematan dos cabezas de bueyes.

fatalidad.


¿Y cuál era el plan?

Tener un nombre que suene y después echarlo a rodar.

Tu cuerpo ya no está en venta.

Para los demás, siempre voy a ser una mujer fatal. Tengo textos fatales, una provocación innata.

Sos así.

Soy así.

pasta de pasta.


El aprender a vivir, si es que queda por hacer, es algo que no puede suceder sino entre vida y muerte. Ni en la vida ni en la muerte solas. Lo que sucede entre dos, entre todos los «dos» que se quiera, como entre vida y muerte, siempre precisa, para mantenerse, de la intervención de algún fantasma. Entonces, habría que saber de espíritus. Incluso y sobre todo si eso, lo espectral, no es. Incluso y sobre todo si eso, que no es ni sustancia ni esencia ni existencia, no está nunca presente como tal. El tiempo del «aprender a vivir», un tiempo sin presente rector, vendría a ser esto, y el exordio nos arrastra a ello: aprender a vivir con los fantasmas, en la entrevista, la compañía o el aprendizaje, en el comercio sin comercio con y de los fantasmas. A vivir de otra manera. Y mejor. No mejor: más justamente. Pero con ellos. No hay ser-con el otro, no hay socius sin este con-ahí que hace al ser-con en general más enigmático que nunca. Y ese ser-con los espectros sería también, no solamente pero sí también, una política de la memoria, de la herencia y de las generaciones.

jueves, 15 de marzo de 2007

esta semana ella es Todo.




















Llegué tarde... pero Dior está conmigo.
Encarnado en una deforme.
Teaches of Peaches (2002)
Fatherfxcker (2003)
Impeach my Bush (2006) - esp. de pista.

erotismo en bicicleta.

el mejor golpe.

Literatura interrumpida. Susana Santos


Cuando Shaw (¿o Wells?) trataba de hacer prosélitos para el socialismo hallaba una dificultad casi insalvable en la tendencia de la gente a imaginar que las teorías serían aplicadas con rigor estúpido, hasta el último extremo: "Si no hay propiedad, ¿no son mías las pastillas que compré en la farmacia? ¿Por qué?"

Para defender o atacar el "plagio", sin embargo, conviene tener preparada una teoría diferente de la de “los soeces esbirros del copyright” (Daniel Link dixit).

Como cree que Bolivia Construcciones "es" o "consiste en" un plagio (en el sentido del Derecho Penal, que de otra teoría no dispone aquí), Elsa Drucaroff cree que los defensores de la novela defienden el plagio. Y como cree que lo que ella entiende por "plagio" es un delito, cree que los defensores de Bolivia Construcciones son unos delincuentes.
Si la literatura tal como la entendemos contara sólo con críticos de estas características, desaparecería.
¿Pero cómo llega Elsa Drucaroff a la rápida conclusión de que Bolivia Construcciones "es" un "plagio"? La argumentación es simple, y parece muy fácil reconstruirla. Ella entiende que si "un lector cualquiera" (en palabras del jurado, La Nación 23 de febrero) no reconoce en un pasaje casi final de Bolivia Construcciones la continua y sistemática referencia a Nada -la novela de 1944 de Carmen Laforet-, de ello se sigue que el móvil del autor no puede ser otro que el ocultamiento doloso. Porque si ella y tan grandes escritores y críticos no consiguieron detectarla, nadie puede hacerlo.
En primer lugar, las alusiones, en los textos de todas las literaturas conocidas, no siempre se perciben en primeras lecturas. Hay una diferencia entre leer un texto y estudiar un texto.
¿Qué hacer en el après-coup? ¿Qué hacer cuando se descubre lo que, no sin ironía, otro firmante de la carta a La Nación llamó "robo"? Aquí se abren dos caminos para los críticos literarios. O bien abandonamos la literatura, y llamamos a la policía (es decir, entendemos el "robo" literalmente, como si fuera un delito del Código Penal). O bien estudiamos nuevamente el texto, y consideramos cuáles son los efectos estéticos y literarios que la evocación descubierta produce. Generalmente, toda evocación genera una lectura en varios niveles, que pueden parecer incomunicados en las primeras lecturas, y que súbitamente empiezan a mostrar nuevas alianzas.

porque el consecuente crea al antecedente –Bolivia Construcciones es, también, una obra de crítica literaria.

Si en contra de algo estamos, es de cerrar la discusión entre lectores y críticos llamando a la Justicia.

Porque los procedimientos de los que se vale la novela son usos literarios exacerbados, y como tales -y sólo como tales- deben ser censurados o elogiados. Que la literatura produzca efectos sociales y ella misma sea un efecto social, es una verdad de Perogrullo. Pero que los críticos literarios reclamen más y mayor control social sobre ella, hace resonar ecos fascistoides.

¿Hubieran sido mejores los textos de Cervantes o Borges si indicaran sus fuentes? Tampoco. O mejor dicho: al contrario, hubieran sido peores. La literatura –al menos, este tipo de literatura- no hace declaraciones de Aduana. La bruna oscuridad es uno de sus ideales estéticos.
. Uno de los placeres que repetidamente se atribuyen a la lectura literaria es del reconocimiento. Pero ese reconocimiento, que hace que se vuelva transparente lo que es opaco, resulta tanto más placentero, tanto más cognitivamente exigente, cuanto mayor es el esfuerzo por obtenerlo. Y nunca, nunca será completo.
Por el contrario, la alusión, la contaminación textual, la evocación de otras voces y otros ámbitos buscan ser reconocidas –pero sin proporcionar en nota al pie la solución, como si la novela fuera un didáctico cuaderno de ejercicios.

Recibido sin alarmas, el redescubrimiento de la presencia de Nada en la novela Bolivia Construcciones obliga a una relectura, que vuelve a la novela más rica y con mayores resonancias. Hacia fuera, hacia la historia literaria, también cambia su vinculación con otras novelas, que deberán ser releídas a su vez, y que a su vez iluminarán a Boliva Construcciones con su propia luz, no siempre oscura, aunque siempre insuficiente.

miércoles, 14 de marzo de 2007

Y me encontré con esto.

cuando Swann hablaba de cosas serias, cuando empleaba alguna expresión que parecía implicar una opinión sobre algún tema importante, tenía cuidado de aislarla con una entonación especial, maquinal e irónica, como si la pusiera entre comillas, como si no quisiera asumirla y dijera: "'la jerarquía', sabe usted, como dice la gente ridícula". (Pero entonces, si era ridículo decir "jerarquía", ¿por qué lo decía?)
Hasta entonces aquel horror a expresar seriamente su opinión me había parecido algo muy elegante y parisiense, opuesto al dogmatismo provinciano de las hermanas de mi abuela; y sospechaba también que ésa era una de las formas de ingenio del grupo en que vivía Swann, en el cual, por reacción contra el lirismo de las generaciones anteriores, se rehabilitaba al exceso los pequeños hechos precisos, considerados antes vulgares, y se proscribían las "frases".

De nuevo en Buenos Aires pensaba en esto.

En todas las demás esferas nos atormenta, al igual que en los restantes paises occidentales del continente europeo, no sólo el desarrollo de la producción capitalista, sino la falta de ese desarrollo. Además de las miserias modernas, nos agobia toda una serie de miserias heredadas, resultantes de que siguen vegetando modos de producción vetustos, meras supervivencias, con su cohorte de relaciones sociales y políticas anacrónicas. No sólo padecemos a causa de los vivos, sino también de los muertos. Le mort saisit le vif! (¡El muerto atrapa al vivo!)

domingo, 11 de marzo de 2007

A ella le gustan los hoteles.


“Partamos de la base de que a mí me encantan los hoteles. Me gusta mucho la vida de hotel, y también estar en los aeropuertos. Son lugares que mucha gente padece, pero a mí me resultan divertidos. Los hoteles te permiten tener una minivida: te vas a un lugar cualquiera, te llevás tu mejor ropa y vivís una fantasía perfecta que dura tres días”.
se trata, en sus propios términos, de una relectura “estilo hotel, como género”
Ambient 1: Music for Airports
pero la idea que daba vueltas por su cabeza durante la grabación estaba emparentada con la música funcional.
al tiempo que se ilusionaba: “Qué lindo tocar en el lobby de un hotel y que nadie me dé bola”.
Hace dos años finalmente se animó, lo encaró a Alan Faena y le propuso un espectáculo distinto para el living de su exclusivo hotel de Puerto Madero. Palabras más, palabras menos, le dijo: “Quiero reemplazar al típico pianista que toca cualquier tema en versiones horribles. Mientras las señoras comen sandwiches, en vez del pianista voy a estar yo”. El calvo emprendedor le dijo que sí al toque y ella salió a buscar músicos de urgencia. El primer domingo fue poco antes de Navidad.
El ciclo pintaba bien, pero concluyó de manera abrupta: “La pasamos divino, duró tres domingos, hasta que nos echaron por fumar un porro en la pileta”.

"La música que te gusta cuando sos chico queda para siempre: nunca más algo te vuelve a gustar de esa manera. Bueno, ésta es la música con la que hice flash. No creo que los ‘80 fueran la mejor década, tiene que ver con algo autorreferencial”, confiesa.
La malograda experiencia en el Faena la dejó con ganas de más.
“En principio, soy una persona a la que todo le chupa un huevo. Pero cuando salió el disco estaba lista para que me defenestraran. Porque vinieron los 40 años, la catarata de homenajes, los bossa n’stones y toda la sanata. Y de pronto quedé como si fuera parte de una corriente. Por suerte, no pasó”.
su principal pedido/indicación podría resumirse así: “Tocá como si fueras tu abuelo. Es un jazz simple, fuera de toda experimentación. Salvo cuando vino mi papá, que hizo algo muy volado, porque lo cafón no le sale”.
Lo cierto es que la precipitación de los acontecimientos y el azar mismo le permitieron dar con una de las claves del álbum: el tono con el que interpreta esas letras que sabemos todos y que ahora parecen cantadas en un nuevo idioma, o casi. “¿Viste que pasa algo con las letras? Van para otro lado, toman otro sentido. Pero lo de la voz sí que fue raro.
Y me salían feas: me estaba haciendo la cantante de jazz y quedaba una cosa muy forzada. Hasta que de pronto canté un tema muy suavecito, susurrado. Y todos empezaron ‘¡Así, seguí con lo que estabas haciendo!’. Entonces canté todo el disco de un saque, con ese tonito que había encontrado, porque al día siguiente me iba a olvidar cómo lo había hecho”.
Ella se limita a decir: “Disfruto mucho tocando mi música favorita. Cuando uno toca lo que compone se le va la vida en eso: la pasás mal. En cambio, esto es más relajado. Es raro, porque no me considero y nunca me consideré cantante. Pero soy fan de esas canciones y me da mucho placer poder cantarlas. Me quedaría todas las noches tocando en el living del Faena: es la música ideal para un lugar así. ¡No voy a fumar más, lo prometo!”.